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Sin dudas, el 2025 no va a pasar desapercibido en la vida de nadie. Estamos ante un momento histórico único, tanto en lo mundano como en lo cósmico.
Todo está muy movido, revoltoso, incierto y complejo. La vida como la conocemos está cambiando. Estamos naciendo hacia una nueva humanidad, un cambio de paradigma global y colectivo, un proceso que requiere tiempo, escucha, asimilación, disolución de viejas formas y apertura a la gestación de lo que pide pista para nacer. 

El 2025 es un año de transición. No podemos pedirle resolución y claridad, ya que Neptuno es quién comanda este ciclo y su esencia es nebulosa y gaseosa.
Como el afuera es reflejo del adentro y viceversa, las vidas personales también están recibiendo estos movimientos y sacudidas, hay puntos disolviéndose, otros augurando apertura e inicio.
Nuevamente, sería injusto pedirnos y pedir a la vida claridad. Es un momento de parto, de renacimiento, de agotamiento de formas y creación de nuevas estructuras, que serán reveladas con el avance del tiempo.
Con el diario de mañana (en unos años), podremos comprender que pujaba por ser revelado y caminado. Ahora es momento de entrega, de rendición y de hacer espacio.   Marzo quizás sea uno de los meses más movilizantes de este año.

Hace pocos días, el 20 de marzo, el Sol ingresó en el signo de Aries, pasando por el grado 0°, grado primordial y primigenio, que da inicio a la rueda zodiacal y al año nuevo astrológico (algo así como el 1 de enero en el calendario gregoriano tradicional). Feliz año nuevo para todxs, feliz equinoccio de primavera/otoño!  

Seguramente puedas registrar el cansancio, el agotamiento, la ensoñación y la neblina que trae cada año la temporada Piscis, previa al equinoccio de marzo. La Astrología nos revela el tiempo cíclico, en el que antes de un inicio, viene el cierre.

Hay que agotar formas para que lo nuevo pueda emerger. Ese proceso de agotar implica el gran trabajo de entregarse y rendirse, de dejar ir lo que ya cumplió su misión, su lugar, su ciclo. Los inicios traen cambio, movimiento, acción, por algo Aries da inicio al Zodiaco con su fuego explosivo. A partir de que el Sol ingresa a Aries, se puede percibir el cambio de energía, comienza a subir la vitalidad, hay más fuerza y ganas, el deseo reaparece, todo se acelera.

Sumado a este movimiento, este marzo vino acompañado de Mercurio y Venus retrogradando en Aries. Es muy interesante esto, ya que ambos son planetas personales, cercanos a nuestra consciencia, y luego de cruzar el umbral de nacimiento, de Piscis a Aries, se frenaron y comenzaron a marchar en reversa. 
Ambos se van a devolver a Piscis para luego volver a poner primera y marchar hacia Aries nuevamente. Las retrogradaciones me parecen un momento de gran riqueza y nutrición, ya que nos dejan mucho aprendizaje, nos permiten bajar el ritmo y mirar hacia adentro, hacia atrás, resignificar, recalcular. 

Mercurio simboliza nuestra mente racional, pensante, lógica, organizativa. Se encarga de interpretar lo que percibimos y generar un puente entre nosotros y el medio que nos rodea. Cuando marcha hacia atrás, estamos revisando pendientes, cositas que quedaron ahí por darle una vuelta más en temas relacionados a la comunicación, la voz relatora, el discurso, los movimientos que hacemos, el ida y vuelta con otrxs, lo que decimos y lo que callamos, entre otras cosas.  

Venus simboliza la apertura a la vida, al goce y la belleza, la complementariedad vincular, el valor personal (autovaloración), el contacto con el deseo interno. Su retrogradación sucede cada 18 meses, dando paso a un evento astrológico importante, Venus Kazimi, la conjunción (unión) inferior del Sol con Venus, simbolizando el viaje de Venus*Inanna al inframundo según un mito sumerio de data muy antigua. Se abre un nuevo viaje en materia venusina (valor, vincularidad, goce, deseo) comenzando una nueva punta, un nuevo pétalo, en la flor que dibuja Venus en su recorrido en el cielo. 

Este momento es digno de ser mirado, porque marca un inicio en relación a las temáticas que Venus convoca en nuestras vidas. Si miramos el cielo cada noche, podemos observar que Venus ya no se ve más al atardecer en el oeste. Pronto, renacerá en el Este, pasando a ser Estrella del Amanecer, del Alba, auguriando la salida del Sol cada mañana.
Esta observación es de una belleza única, y simboliza ese despojo que nuestras aguas venusinas realizan al entregarse al inframundo, al dejar morir y metabolizar un recorrido, para dar lugar a un nuevo nacimiento, a un renacer del deseo y la llama interna.   

El grado 29° de Piscis y el grado 0° de Aries son protagonistas este año.  Estos dos planetas, Mercurio y Venus, al igual que el Sol, van haciendo de antesala a los movimientos císmicos que vamos a vivir en días no más en ese punto zodiacal. El grado 0° del zodiaco es el inicio de la rueda, el Big Bang, el estallido, la apertura de la vida, el momento en el que el bebé, el ser, pasa por el canal de parto dejando atrás el momento previo simbiótico de gestación y toma su primera respiración y le grita a la vida “acá estoy”. 

El 30/03 Neptuno ingresa en Aries. Uno de los tres planetas transpersonales del cosmos, ingresará por primera vez en 165 años al grado 0° de Aries, después de 14 años de estar erosionando y diluyéndose en energía pisciana. Los movimientos de Neptuno son colectivos, marcan movimientos generacionales y un clima global. Neptuno simboliza la resonancia colectiva, la unicidad, la percepción de totalidad, la empatía, la espiritualidad, el no borde, la disolución del ego.

El 25 de mayo también se sumará a este parto Saturno, que dejará Piscis para ingresar en Aries y unirse casi mano a mano con Neptuno. Saturno en un planeta social, que marca el límite del psiquismo personal con lo transpersonal (más allá de la persona). Simboliza el límite, la estructura, la sociedad, la autoridad, la ley, la madurez, el tiempo, entre otras imágenes.  

Ambos planetas, luego retrogradarán, volviendose a Piscis durante la segunda mitad del 2025 y hasta el 2026 no harán el ingreso definitivo al signo de Aries, donde se unirán en conjunción en el grado 0°, dando inicio a una nueva humanidad, una nueva estructura social y colectiva.  

En lo personal, podemos observar dónde se encuentra el grado 0° de Aries en nuestra carta natal y reflexionar sobre qué se está moviendo en nuestras vidas, que se está culminando y qué está naciendo en esa área. 

En este momento estamos caminando hacia la primera luna nueva del año zodiacal, que será el 28/03 en el grado 9° de Aries. Para algunos se considera un eclipse parcial, da final a la serie que tuvimos durante los últimos 18 meses en el eje Aries-Libra. Las áreas de nuestra vida donde este eje se encuentre (busca en tu carta natal cuales casas astrológicas están habitadas por este eje de signos) se han visto muy movilizadas. Cierra un proceso muy profundo en relación a la expresión genuina de lo que somos, de la propia voz y derecho a nacer y existir, el contacto con el fuego interno, el deseo y el instinto, más allá de la imagen o de la complacencia, de las formas diplomáticas. 

Si lo sientes, intenta registrar, reflexionar, sobre los movimientos en esa área de tu vida y hacia donde se recalibró en tu brujula interior.  

Hasta acá va mi intento de sintetizar los movimientos gigantes y maravillosos que estamos presenciando en estos tiempos, cambios de paradigmas y nuevas ventanas que se abren. Hacia donde vamos, no lo sabemos. El tiempo nos irá mostrando qué es eso nuevo que la humanidad como consciencia evolutiva y la tierra como ser vivo están necesitando vivenciar.  Tenemos el regalo de ser testigos y partícipes de este momento único de la evolución planetaria y de la humanidad, deseo que podamos abrir el corazón al misterio y que el miedo y la urgencia de entender y cerrar no nos gane. 

Tatiana.


*La imagen es de la artista Hilma af Klint.